Un día más para compartir temas sobre estilos de vida actuales que, según percibo, están favoreciendo que nuestra salud y relaciones interpersonales vayan a pique.

La apariencia física de una persona es cómo la ven y perciben otros individuos. Es una de los componentes principales de la comunicación no verbal.

La importancia de la apariencia física en nuestros tiempos es tal, que podemos caer en obsesiones que lejos de conseguir el cuerpo perfecto que deseamos, nos lleva a cometer verdaderas locuras y daños irreversibles a la salud.

Me gustaría dejarles en claro que no se trata de darles ideas, sobre todo a las personas más jóvenes, sino de identificar nuestros patrones de conducta y los sentimientos que nos genera la comida y los efectos que tendrá en nosotros.

«Obsesionarse con la perfección, es como querer correr en el mar o nadar en el desierto»

OREXIA del griego ὄρεξις orexis, ‘apetito’, es la palabra que usamos para terminar los nombres de los trastornos de la conducta alimentaria, en breve definiré algunos ejemplos. Es atribulante el hecho de que los adultos, si es que no mueren en el intento, comienzan su carrera de «disorexicos» (conductas alimentarias aberrantes) desde muy temprana edad, sobre todo al iniciar con la adolescencia.

La OMS alerta de que el 5 o 6 por ciento de las enfermedades mentales que sufren los adolescentes son trastornos de la conducta alimentaria: se estima que el 25,1% de los jóvenes percibe su imagen con sobrepeso u obesidad, y hasta el 12,2% de las chicas puede estar dos días sin ingerir comida.

Las enfermedades más conocidas y difundidas son la anorexia y la bulimia; entérate de algunos otros trastornos que no solo te dejarán con la boca abierta y el estómago apretado; espero también te prendan focos de alerta.

Este tipo de comportamientos son anormales y se consideran obsesivos, deben ser atendidos por un psiquiatra experimentado.

  • Ortorexia. preocupación excesiva por comer sano, que lleva a evitar aquellos alimentos que no sean exclusivamente naturales, pasa más de tres horas al día pensando en hacer dieta sana; cuando excluye de la alimentación carne, grasas y alimentos tratados con herbicidas y pesticidas; cuando se preocupa excesivamente más de la calidad de los alimentos que del placer de comerlos… Todo esto supone una reducción en la ingesta de alimentos por su calidad, pero que, a la larga, supondrá una restricción también de la cantidad, como sucede con la anorexia.
  • Vigorexia. Es la máxima expresión del culto al cuerpo. El vigoréxico está obsesionado por estar musculado, considera que está demasiado delgado y no duda en dedicar horas y horas a ejercitarse en el gimnasio. Este exceso de ejercicio puede estar escondiendo un desorden emocional y una insatisfacción consigo mismo. Además, puede favorecer otros hábitos poco recomendables como la ingesta elevada de proteínas e hidratos de carbono y la carencia de micronutrientes fundamentales, o el consumo de sustancias perjudiciales, como anabolizantes.
  • Diabulimia. Es un trastorno que se da en personas con diabetes tipo 1, que aprovechan sus circunstancias metabólicas especiales para rebajar su peso. Cuando se padece diabetes tipo 1, el páncreas no puede producir insulina que metabolice los azúcares en sangre, por lo que estos se eliminan a través de la orina provocando una pérdida de peso. Con el tratamiento de insulina inyectada, ésta suple la función del páncreas (que es sintetizar la insulina) y la persona va recuperando ese peso perdido. Pero los individuos con diabulimia (diabetes+bulimia) reducen las dosis recomendadas de insulina para bajar de peso, una práctica que puede llegar a ser mortal.
  • Ebriorexia. consiste en restringir la ingesta de alimentos con el objetivo de poder beber alcohol para contrarrestar las calorías de este y así evitar el aumento de peso.Las personas que la sufren se someten a un ayuno voluntario antes o después de darse un “atracón” y posteriormente producirse el vómito; esto luego de haber tomado alcohol de forma desmedida».
  • Manorexia. Este término define los casos de anorexia que se producen en el sexo masculino.
  • Pregorexia. No es más que una conducta típica de anorexia nerviosa en una mujer embarazada, que difícilmente no haya presentado con anterioridad a lo largo de su vida algún rasgo delator de su trastorno alimentario.
  • Potomanía. Los pacientes con este trastorno llegan a tomar incluso 6 litros de agua al día, cuando las recomendaciones estándar para mantener un equilibrio hídrico son de aproximadamente 3,5 litros de líquidos en hombres y 2,5 en mujeres. Tanto el exceso como la carencia pueden suponer problemas para el organismo.
  • Permarexia. Aunque el término permarexia todavía no es aceptado por la comunidad médica se utiliza para describir el fenómeno que afecta a las personas que, al estar obsesionadas con el sobrepeso y con el miedo a engordar se someten a dietas permanentes (de bajo contenido calórico, ya que su principal obsesión son las calorías que aportan los alimentos) y que podrían terminar padeciendo anorexia o bulimia en un futuro más o menos cercano. Para un amplio porcentaje de la población, sobre todo entre las mujeres, hacer dieta forma parte de su rutina, pero hay casos en los que el deseo de adelgazar se convierte en una obsesión que puede hacer peligrar la vida.

Recalqué el término ebriorexia, porque apuesto a que muy pocos de nosotros nos es familiar el nombre, pero que da para desglosar un tema en particular; será motivo de otro post.

El 97% de las personas que sufre estos trastornos ha realizado o realiza una dieta restrictiva sin someterse a supervisión médica. Los problemas principales derivados de estas conductas están relacionados con hábitos alimenticios inadecuados, que suponen una carencia nutricional por la supresión de algunos alimentos, principalmente los que se consideran más grasos, y de micronutrientes esenciales para el buen funcionamiento del organismo como las vitaminas o los minerales. E incluso, en los casos más severos, pueden derivar en una desnutrición. Las complicaciones más tempranas suelen aparecer a nivel del aparato digestivo, hígado, riñón y piel, y posteriormente se puede ver afectado el aparato locomotor, el corazón y el sistema nervioso central. Además, a nivel social, la limitación de estas personas en su vida diaria es indiscutible, por lo que suelen acabar aislándose. En estas enfermedades resulta más complicada la recuperación psicológica que la física, por eso, es básico diagnosticar la enfermedad en sus inicios.

SEÑALES DE ALERTA

  • Realización de dietas restrictivas sin justificación alguna.
  • Preocupación por la alimentación y el peso, sin motivo aparente.
  • Preferencia por comer sin compañía.
  • Interés repentino por conocer recetas y preparar comidas.
  • Utilización de laxantes o diuréticos, o la práctica de ayuno constante para controlar o perder peso.
  • Atraso o ausencia de menstruación.
  • Percepción errónea de su cuerpo.
  • Realización de ejercicio en exceso.
  • Insatisfacción personal constante.
  • Disminución de las relaciones sociales.
  • Mejora o empeoramiento del rendimiento académico o laboral.
  • Cambios frecuentes de humor.

Los investigadores están estudiando las preguntas sobre el comportamiento, la genética y la función del cerebro para comprender mejor los factores de riesgo, identificar los marcadores biológicos, y desarrollar las psicoterapias específicas y medicamentos que pueden apuntar a áreas del cerebro que controlan la conducta alimentaria.

Los trastornos en la alimentación pueden afectar gravemente el funcionamiento y la salud de las personas. Pero las perspectivas de una recuperación a largo plazo para la mayoría de las personas que buscan ayuda profesional son muy buenas. Terapeutas calificados como, por ejemplo, psicólogos autorizados para ejercer y con experiencia en esta área, pueden ayudar a aquellas personas que tienen trastornos en la alimentación a recuperar el control de sus conductas alimenticias y de sus vidas.

Recuerda: cuanto más temprano comience el tratamiento, es mucho mejor. Cuanto más tiempo continúen los patrones de alimentación anormales, estos quedarán más profundamente arraigados y serán más difíciles de tratar.

Si requieres más información estoy a tus ordenes.

Dra. Abril Rios Alatorre

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