El feminismo no está en contra de la maternidad.
Hay ciertas personas que, equívocamente, anuncian que el feminismo de la igualdad está en contra de la crianza de bebés y de la maternidad, porque «las minusvalora y promueve que son una esclavitud».
Nada más lejos de la realdidad.
El feminismo nunca ha estado en contra de la maternidad, ni de la crianza.
De lo que siempre ha estado en contra es de la maternidad como una obligación para toda mujer, en lugar de como un derecho (que puede elegirse o no). Está en contra es de esa idea de que «sólo una mujer es mujer cuando contrae matrimonio con un hombre, y cuando es madre».Se opone  a la idea de que un/a niñ@ es sólo hij@ de la madre, por lo que es ella exclusivamente quien debe estar a su cargo y cuidado.

 

Si bien es cierto que el feminismo comete el error de no incorporar más a menudo en su discurso la defensa de las madres, del cuerpo de las mujeres gestantes y parturientas, y del respeto a la lactancia y la crianza, también lo es el hecho de que la práctica feminista es justamente la que trae la valoración de las mujeres como madres y el respeto por la infancia.

 

Deduzco que la razón principal que lleva a much@s feministas a sentir cierto miedo a hablar algo más a menudo sobre tales temas, es que, dado que a lo largo de toda la historia siempre se ha defendido a las madres-amas de casa con no otra finalidad más que la de mantenerlas fijadas en esa posición; prefieren pronunciar un discurso que contrarreste esta idea machista, patriarcal y dominante en la sociedad.

El feminismo, de un modo indirecto, al hablar por ejemplo, entre otros casos, del reparto de tareas domésticas y de la incorporación de los varones en las labores de crianza, está con ello defendiendo la idea de que trabajar en el hogar y cuidar a los/as niños/as, son trabajos, no tareas que se hacen solas, y por ello está valorándolos.Luego, además, de forma directa, en la práctica, nos encontramos con que ha sido el movimiento feminista el que ha conseguido medidas que protegen la maternidad y la crianza, como por ejemplo:

Los permisos de maternidad y, aunque por el momento en menor medida, de paternidad (los de paternidad, como indiqué en otra entrada, favorecen a los y las bebés).
La excedencia para el cuidado de hijos e hijas.
Las horas para la lactancia.
La declaración de nulidad de los despidos a trabajadoras gestantes o en período de la lactancia.
Las bonificaciones por contratar a mujeres que se reincorporan al mercado laboral tras la crianza. 
Las pensiones compensatorias para las mujeres que han renunciado al mundo laboral para criar a su familia.
Todas esas medidas que, aunque aún se queden cortas, tratan de que las mujeres y los hombres podamos elegir quedarnos a criar a los hijos y las hijas sin perder el puesto de trabajo, o compaginarlos, con lo cual protegen a las madres y los padres como tales.
Lo que ahora realmente alzamos los seguidores de la cultura feminista VERDADERA y HUMANA es que lo que necesitamos es un feminismo que de un paso más y se dedique a feminizar la sociedad, en lugar de masculinizar a la mujer, que luche por que la mujer pueda tener el papel que se merece en la sociedad sin renunciar a la maternidad, si eso es lo que ella quiere, que consiga una sociedad donde se valore la maternidad en su justa medida y donde los bebés tengan un lugar preferente y no a la cola de prioridades, como hasta ahora.
Ya tenemos una sociedad donde la mujer no está obligada a ser madre si no quiere. ¡Fantástico! Ahora hay que luchar por una sociedad donde la mujer que decida ser madre pueda serlo PLENAMENTE. A por ello vamos.
Dra. Abril Rios Alatorre.

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