Cuando nació mi hijo hace 3 años. Apenas nació, él se enganchó sin problema a mi pezón y empezó a tomar leche como un profesional. Porque los bebés, como nosotras las mamás, saben qué hacer. Amamantar es un baile instintivo entre dos que con paciencia y amor se convierte en una experiencia adorable y gratificante.

Por mi experiencia tan linda y exitosa con la lactancia,además de mi hermosa profesión; me he convertido en una defensora de ella, y cada vez que puedo o alguna amiga ó paciente me lo pide, les cuento mi historia, les doy consejos, les digo que no se rindan. Nunca he juzgado a las mamás que dan fórmula, ni las descalifico por hacerlo, porque cada una ha tenido sus razones y sus luchas y al final de cuentas, alimentar al bebé es lo más importante. Pero confieso que me queda la duda de si con algo de apoyo e información, habrían podido también tener una linda experiencia de lactancia. Al fin de cuentas, no debería ser tan difícil: somos mamíferos y estamos diseñados para amamantar.

Aunque Unicef reporta que la lactancia materna no disminuye a nivel mundial y que en muchos países la lactancia ha presentado un aumento significativo en los últimos diez años, también informa que sólo el 38 por ciento de los bebés menores de seis meses en los países en vías de desarrollo reciben leche materna en exclusiva, y sólo el 39 por ciento de los niños entre 20 y 23 meses de edad se benefician de la lactancia.

Dejando atrás razones médicas y circunstancias especiales que puedan impedir la lactancia, me pregunto  por qué es tan difícil amamantar para algunas mujeres. Y se me ocurre que muchas mamás tienen alguna o varias de estas razones para no dar la teta:

  1.  Porque su mamá no las amamantó.
  2. Porque les dijeron que se les secó la leche
  3. Porque no es una prioridad para la mayoría personal médico ni para la sociedad darle apoyo a la madre que quiere amamantar (he visto con tristeza que muchos médicos recomiendan leche de fórmula al nacer antes de la lactancia)
  4. Porque les dijeron que la leche no es nutritiva para el bebé
  5. Porque su pareja no las apoyó
  6. Porque les daba vergüenza
  7. Porque tuvieron que regresar a trabajar
  8. Porque les dolió (la lactancia no debe doler, el dolor se corrige con la postura)
  9. Porque pensaron que era fácil y se rindieron al primer obstáculo
  10. Porque la sociedad moderna ha creado mujeres solas que no tienen una tribu de apoyo
  11. Porque la leche artificial se puso de moda y vendió la idea de que la mamá no es la única que puede dar de comer al bebé y que querer hacerlo es un egoísmo de la madre
  12. Porque no se entiende que el estómago del recién nacido es diminuto y en una hora digiere la leche materna, lo que hace que todo el mundo piense que se queda con hambre
  13. Porque les dijeron que los bebés se mal acostumbran y las toman de chupón
  14. Porque tienen miedo de que se les caigan o escurran las tetas
  15. Porque  se sintieron juzgadas por amamantar en público
  16. Porque no hay educación sobre la lactancia y al primer obstáculo se recomienda a la mamá dar un chupón o biberón
  17. Porque nadie las alentó a seguir o no buscaron ayuda
  18. Porque no aprendieron una buena posición para dar teta con tranquilidad
  19. Porque debido a la mala posición en el agarre se les pelaron y lastimaron los pezones
  20. Porque para amamantar se necesita tiempo, tranquilidad, contacto piel con piel y muchas veces este mundo que va tan  rápido, con partos tan intervenidos, no lo permite.

Cualquiera que sea la razón, siempre habrá una solución si existe la voluntad de querer amamantar. La información es una de ellas. El apoyo y la asesoría de especialistas, es otra. La paciencia es indispensable. Así que si tú quieres amamantar, no te rindas.

Yo, como fan #1 de la lactancia,  espero que algún día se normalice, que se siga promoviendo, que no nos olvidemos que es parte de nuestra condición de mamíferos, que nuestro cuerpo puede y que cada esfuerzo, vale la pena.

Cuéntame ¿Cómo fue tu experiencia con la lactancia materna?

1 Comentario. Dejar nuevo

  • Doctora Abril; que difícil es ser una mamá que se decide por amor a dar amor.
    Recuerdo muy bien el día que nació mi hija y que usted me dijo que en la maleta del hospital debía ir mi saca leche.
    A los lectores; la doctora Abril es mi gine, es mi cómplice, es mi guía. Ella me enseñó que no hay mujer que no pueda dar pecho, el requisito es que «tú» (yo) quieras. Todos me auguraban que a los 3 días le daría formula, porque no iba a llenar a Ana, mi hija, que nació después de 4 horas de trabajo de parto, un parto bello, donde no pudo estar mi esposo (se marea con la sangre) pero tuve la valiosa oportunidad de que mi madre estuviera tomando mi mano. La doctora Abril, jamás, les aseguro, jamás se movió de mi lado. Nos concedió el espacio que necesitábamos durante el trabajo de parto; no podía creer cuando me dijo: «Araceli, es la hora, Ana ya está aquí». Tuve tanto miedo… La doctora Abril me abrazó y me apretó tan fuerte que transmitió tanta entrega, tanta seguridad y tanta empatía que lo demás vino en cascada de agua fresca. Ana llegó a las 2:15 de la mañana. Todo su equipo me crearon un ambiente de paz, sin gritos, todos hablaban en voz baja, pero festivos, todos estaban contentos de ver nacer a Ana. Cuando la sostuve en mis brazos de inmediato se pegó a mi seno, dio 2 o 3 succiones y luego, dejó de llorar, cerró sus ojos y se quedó tranquila. No lo podía creer. ¿Era un sueño? ¿Iba a despertar pronto? Nooooo. Ana ya estaba en mis brazos, comiendo de «la fuente de vida y de amor» como dice la doctora Abril. Yo comencé a llorar, de emoción, de alivio, de felicidad… Ella me lo prometió: vas a contar tu parto como lo mejor que te ha pasado en la vida. Así fue.
    Me enseñó como sacarme la leche antes de irme a trabajar, como hacer una extracción manual, que los bebés no solo piden la chichi por hambre, la piden todo el tiempo, porque es mamá, porque es amor.
    No ha sido fácil, dar pecho es muy difícil, porque también lavo biberones (soy abogada y ya regresé a trabajar) tengo que asegurar la leche que se va a tomar mi Ana el día siguiente. No puedo hacer muchas cosas, solo soy Araceli, la madre de Ana que tiene que salir a trabajar.
    En mi consulta de ayer, le pregunté a la doctora Abril, cómo le agradecía tanto que ha hecho por mi y por mi familia. Ella me dijo: «cuéntale tu historia a otras mamás, diles que si se puede; si lo deseas es posible».
    Y aquí estoy.
    Mi agradecimiento por ese embarazo tan bello, ese parto tan memorable, por calmar mis angustias, por contestar a las 3 de la mañana si era normal que la bebé tuviera hipo, por el abrazo que me regaló antes de recibir a mi hija, por ser tan comprensiva. Por aclarar mis dudas, disipar mis miedos, por cumplir sus promesas…
    Dios la bendice; Dios ha tocado su corazón y sus manos para traer salud y alegrías a tantas parejas y ahora familias.
    Gracias por su tiempo, por su desvelos; porque aunque sea su trabajo, yo se y comprobé que entrega su alma.
    Doctora Abril: Muchas gracias.
    Con cariño: Ana, Araceli y Jorge.

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