Para algunas, el Día Internacional de La Mujer es una fecha para celebrar el ser mujer. Para otras, se asemeja al Día de la Madre, un momento para reconocer a aquellas mujeres que han dado vida. Sin embargo, para mí, trabajadora que lucha por el empoderamiento y liderazgo femenino, es un día para reflexionar sobre el esfuerzo y logros obtenidos del Movimiento Internacional de la Mujer. Es un momento para buscar posibles oportunidades y motivar a futuras generaciones.
A pesar de lo anterior, debo admitir que la idea de honrar esta fecha tan importante puede ser desalentadora y hasta ridícula.¿Le importa verdaderamente a la sociedad este día? ¿Saben que existe? Es una fecha que conmemora a más de la mitad de la población mundial, pero muchas mujeres no saben de su existencia.
El Día Internacional de la Mujer remonta a principios del siglo XX, cuando mujeres en Estados Unidos y Europa protestaron por sus aborrecedoras condiciones de trabajo y se unieron para luchar por el derecho a votar, ocupar cargos públicos y tener un trabajo digno. Finalmente, después de varias décadas, las Naciones Unidas designó desde 1975 al 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer.
No debería existir es Día Internacional De La Mujer, porque solo nos recuerda que más del 52% de la población a nivel mundial somos seres humanos con menos derechos, con maltrato, con hambre, que somos el 70% de pobres, analfabetas y más violentados: porque somos mujeres.
La violencia contra las mujeres continúa siendo una epidemia global que mata, lastima y perjudica física, psicológica, sexual y económicamente a millones de mujeres de todas las edades. Para decirlo alto y claro: es una violación de los derechos humanos negarle a las mujeres la igualdad, la seguridad, la dignidad y las libertades fundamentales.
Este tipo de violencia está presente en todo el mundo; no hay un solo lugar que pueda decir que está libre de este grave problema social, más allá de diferencias culturales, religiosas, de educación o de nivel económico. Aún las sociedades más avanzadas que en la letra de la ley garantizan a las mujeres todos los derechos y tienen leyes específicas contra la violencia de género, tienen la asignatura pendiente de hacerlas cumplir en los hechos, en la transgresión cotidiana que se da en muchos hogares, que aún es aceptada mediante el silencio cómplice de muchas personas. Los niveles de tolerancia social son aún demasiado elevados hacia un problema del cual vemos sólo “la punta del iceberg”
Según la Declaración de las Naciones Unidas para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, Resolución de la Asamblea General, de diciembre de 1993: “La violencia contra las mujeres es la manifestación de relaciones de poder históricamente desiguales entre los hombres y las mujeres, que han llevado a la dominación y la discriminación contra las mujeres hecha por los hombres y a la evitación del completo avance de las mujeres…”.
Asimismo, la Organización Mundial de la Salud, que desde hace años viene denunciando la violencia contra la mujer como un problema de salud prioritario, pide en su Informe Mundial sobre la Violencia y la Salud (2002) “Integrar la prevención de la violencia en las políticas sociales y educativas y promover además la igualdad entre los sexos y la igualdad social” (Recomendación 6) .
¿Y? Mucho se habla del tema, los políticos y políticas se cuelgan del tema para conseguir votos, sin embargo la realidad es otra. Los feminicidios siguen aquí y ahora, previo a largos días, meses o años de una mujer en agonía.
Cuando llega el momento de la muerte ya solo nos queda denunciarla, pero antes de llegar a eso hay mucho trabajo por hacer. Tenemos que educar en igualdad. Enseñar a la gente más joven que las relaciones se tienen en libertad entre iguales, nadie es dueño de nadie, nadie puede controlar tu teléfono , tu wathsapp, tu correo….nunca los celos son síntoma de amor, habría que borrar la frase maldita “lo hace porque me quiere” y cambiarla porque te quiere controlar, porque te quiere pegar y en el último caso porque te quiere matar.
Nos hemos “acostumbrado” a los mensajes que animan a denunciar el maltrato a las mujeres que lo sufren, pero para erradicar esta lacra social lo que hay que enseñar es a los hombres a no maltratar. Nuestra sociedad tiende a enseñar a las mujeres a defenderse denunciando en lugar de a no agredir.
Necesitamos; más conciencia ciudadana para acabar con los recortes que matan, más Juzgados de Violencia, más policías de vigilancia activa para víctimas, más métodos de control y vigilancia pasiva de agresores, más casas de acogida, más ayudas económicas para victimas, más convenios con los Colegios de Abogados y Psicólogos para atención personal a cada victima. Conseguir que los medios no dejen en 10 segundos o en la página 33 la noticia de un nuevo feminicidio.
Necesitamos crear conciencia consciente para acabar con la pasividad ante los feminicidios ¡¡Ni una muerta más!! Ni una violada, despedida, golpeada, humillada, amenazada, torturada y un largo etcétera más… No más DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER; ya no lo vamos a necesitar.
Dra. Abril Anel Rios Alatorre.
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