A lo largo de casi 15 años de estudiar medicina y de estos, 9 años exclusivamente a atender a mujeres y sus bebés he escuchado los mitos más absurdos acerca de la crianza en brazos, el colecho y la lactancia a término.
Es importante decirles que es incorrecto el término «lactancia prolongada», ya que la decisión de cuando debe durar la lactancia solo es ASUNTO DE MAMÁ Y BEBÉ, las personas alrededor no cuentan. Así que si la madre y su hijo lactan en tándem o tienen más de 2 años, 5 años, 7 años… es suyo. Lo correcto es lactancia a término.
Lancé una pregunta acerca de la lactancia materna a las mujeres que acuden a mi consultorio, y he aquí las respuestas de muchos de mis pacientes y amigas:
«No les des tanto la teta que se te van a caer»
A ver, para los que aún no lo sepan: la gravedad nos afecta a todos. Las mamas terminan de desarrollarse durante el embarazo, y a raíz de ello – des o no el pecho – cambiarán de aspecto comparado a cómo eran antes del embarazo. Así que igualmente van a cambiar, y si se cayeran por la lactancia materna (que no es así), ¿Dejarías de darle a tu hijo el pecho por eso? ¿Algo que le corresponde por derecho y que TODAS las mujeres estamos en capacidad de dar? ¿Algo sin lo cual podría tener complicaciones de salud? Yo no.
«A mi mamá no le bajó la leche y por lo tanto a mi hermana tampoco, es que eso es hereditario…»
Los casos de hipogalactia verdadera – tener una causa biológica por la cual la madre fabrica muy poca leche, o bien no produce nada – son muy infrecuentes. Lo que sí parece «hereditario» es la falta de apoyo, las preconcepciones, el bagaje social que muchas veces hace mermar la confianza de la mujer en su cuerpo, en su capacidad, en su instinto, la disponibilidad de todo el mundo para «ir a comprar una lata de leche por si acaso», antes de ofrecerte llamar a una asesora de lactancia o sostenerte emocional o físicamente hasta que logres confiar en tu cuerpo, en ti misma.
«¿Pero para qué le ofreces el pecho si no lo ha pedido? (cuando estaba llorando tras darse un golpe y halándome el escote)»
Mucha gente aún piensa que dar el pecho es sólo alimentar – nutricionalmente, quiero decir – y esto no es así. La lactancia materna es mucho más que leche, es vínculo, calor, afecto, consuelo, somnífero, analgésico, inmunoprotector y muchas cosas más – todas ellas igualmente válidas. El hecho de que un niño llore, ya es signo tardio de necesitar mamar, muchas veces (aunque en este caso fuera por un golpe), podemos ofrecerle inmediatamente a ver si les calma. No los estaríamos «malcriando», sino biencriando, dándoles a entender que sus necesidades nos importan y que las estamos satisfaciendo.
«Tu hijo es así de malcriado por darle teta hasta grande»
Primero, ¿Qué es «hasta grande»? Porque la edad antropológica de destete se encuentra entre los 2 años y medio y los 7 años de edad, por lo cual, «grande», sería una niña de 8 años en adelante… Y respecto a la malcriadez, mucha gente interpreta que un niño tenga voz y voto en una familia, que emita y se le pida su opinión en asuntos que le conciernen, que exprese su disconformidad, como malcriadez. ¿Lo es realmente? A mi parecer, no. Yo quiero que mi hijo sepa expresarse, quiero respetar lo que siente, quiero saber lo que piensa y lo tomo en cuenta. Tiene los mismos derechos que yo.
«El niño ya tiene más de un año así que tu leche no tiene nada de vitaminas, es sólo agua. ¡Además ya es vergonzoso darle el pecho en la calle porque ya está demasiado grande!»
Respecto a lo «grande» que es el niño, favor releer el párrafo anterior. Con respecto al valor nutricional de la leche materna, comentarles que también que consumir naranjas, luego de cumplir los 16 años de edad, es decir; a partir de los 17, ya no tienen valor nutricional alguno. El arroz, para mayores de 8 años, no aporta nada, almidón, carbohidratos y kilos de más. La carne, cuando la come alguien mayor de 35 años y si la cocina más allá de término medio, carece de proteínas, y el brócoli… ¿Tiene sentido? Pues no, al contrario, la leche materna conforme va creciendo el niño – sabia naturaleza – se adapta a sus necesidades, es decir, contrario a la frase «tu leche es agua», la leche que produce una madre para niños «mayorcitos», es más bien casi mantequilla.
«De boca de un pediatra: ‘Nunca se va a destetar por su propia voluntad…'»
Como comentaba en un apartado anterior, la edad antropológica de destete voluntario se halla entre los 2 años y medio y los 7 años de edad. Yo sí creo en el cuerpo humano, en respetar sus necesidades, creo que si aprendemos a escuchar bien nuestros cuerpos, estaremos mucho más sanos. Dicho esto, si el niño sigue pidiendo es porque lo necesita, ya sea a nivel emocional, como nutricional, psicológico, o simplemente por placer. Ya llegará el día en que se sacie por completo del pecho materno y solito vaya o bien, espaciando cada vez más las tomas, o dejando el pecho de golpe…
«De otro pediatra: Definitivamente hay mujeres que no lo logran (hablando de mujeres sanas) y hay que ayudarles con fórmula»
¿La verdad? Creo que hay que ayudarlas con apoyo, moral, afectivo, y en todos los demás sentidos: revisando el enganche del niño, enseñando distintas posiciones, etc. Las «ayuditas» de fórmula, lo que hacen es que la madre produzca cada vez menos leche y que su lactancia en última instancia fracase. No digo con esto que la fórmula no salve vidas en casos puntuales, tampoco afirmo que no haya mujeres que realmente no hayan logrado dar el pecho, sino que este pediatra, al hablar de mujeres sanas (léase, sin causas médicas de hipogalactia), podría ofrecer más bien apoyo.
Lo sé, El Pediatra Carlos González, experto y líder de opinión en la materia de crianza con apego y lactancia materna lo comenta, y lo he vivido yo también: en toda la carrera sólo nos dan 1 hora de clases sobre lactancia materna. Con más razón: si yo no sé cómo tratar o ayudar a un paciente, si lo que requiere para restablecer su estado de salud, escapa de mis manos como médico general, lo mejor que puedo hacer es referirlo con quien sí sepa, derivarlo a la consulta de un profesional que pueda ayudarles. Dicho esto, ¿No tendría sentido que enviaran a casa a las madres con el teléfono de La Liga de la Leche, o de una asesora de lactancia? No, no… es mucho más fácil darles una marca «recomendada» de fórmula.
Hablando de lo que nos han enseñado en la universidad como médico, quería comentarles, que a raíz de mis años como madre, he investigado muchísimo sobre el tema – y por ende, mi criterio profesional dista bastante, ha evolucionado y crecido, con respecto a lo que aprendí inicialmente sobre salud y lactancia materna en la universidad.
Sigamos que aún nos quedan bastantes barbaridades que desmentir:
«Una amiga mía lleva a su bebé al pediatra y él le pregunta: ¿Desde cuándo toma el pecho?
Respuesta: Desde que nació. Bueno, pensé en darle un lonche de jamón, pero al final pensé que era mejor darle chichi»
Cero comentarios, pasamos a la siguiente.«Pero si ya está dormido… sácale la teta de la boca»
La succión «pasiva» también tiene sus funciones, además, sin ponernos demasiado técnicos, si ya se ha dormido ¿Hay cosa más hermosa que mirar a tu hijo durmiendo encima de ti aún mamando? ¿Para qué quitársela? A menos de que queramos levantarnos a por un vaso de agua, por ejemplo… pero esa ya es otra historia.
«¿Otra vez? ¿Pero no tomó hace ratito?»
Claro, pues como dice Carlos González: Acabas de comer, y luego te tomas un café si te apetece, y luego si se te antoja te comes un bombón o una galleta. Mejor no, mejor esperar que «toque» cada 4 horas, sino se te estropea el estómago, ¿No? (Espero que hayan captado el sarcasmo). Ahora en serio: la leche materna, como alimento perfectamente diseñado por la naturaleza para las crías de cada especie (la humana para los humanos, por ejemplo), es digesta, lo cual quiere decir que el organismo no presenta dificultades para asimilarla, por lo que suele digerirse al cabo de unos 45minutos aproximadamente. ¿Resultado? Pueden volver a sentir hambre o sed, o simplemente ganas de tomar el pecho…
Recuerden, que la lactancia materna se da a demanda, es decir, cada vez que el bebé quiere, por la razón que sea, o que la mamá quiera también. El suplido y la producción de leche materna se regulan por oferta y demanda: a mayor demanda, mayor producción. Si nos saltamos tomas, tendremos menos leche porque hemos estimulado la producción en menor medida. Por eso muchas de las mujeres que han sido erróneamente aconsejadas de «espaciar» las tomas de 2 a 3 horas, o de hacer tomas cada vez más separadas porque «el niño ya es grande y debería aguantar más», muchas veces se han quedado sin leche.
Tampoco tiene sentido espaciar cada vez más las tomas conforme el niño va creciendo, si un niño necesita comerse 1 muslo de pollo en el almuerzo, y luego tomar una coloación después de 3 horas, pues su mamá que es bastante mayor, debería dejar pasar unas 8 horas entre el muslo de pollo y la coloción. ¿Absurdo?
«¿Todavía le das el pecho? (y el niño tiene 9 meses)»
¡Qué comentario más fuera de lugar! A ver, la OMS, la UNICEF, la AAP, la AEP y todos (o al menos todos los que conozco), organismos de salud medianamente serios, recomiendan dar el pecho de forma exclusiva durante al menos los primeros 6 meses de vida de un niño, y luego, continuar, junto con la alimentación complementaria durante por lo menos 2 años, continuando a partir de allí por todo el tiempo que la madre y el niño deseen.
«Con 3 meses que mamen, ya es suficiente. Cuando los niños mayorcitos maman, de ahí no sale nada (le parece puro vicio).»
Sobre esto, realmente no quería comentar, porque pensé solo en groserías; así que he buscado la palabra «vicio» en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española y he encontrado lo siguiente. ¡Uff!
vicio.
(Del lat. vitĭum).
1. m. Mala calidad, defecto o daño físico en las cosas.
2. m. Falta de rectitud o defecto moral en las acciones.
3. m. Falsedad, yerro o engaño en lo que se escribe o se propone. Vicios de obrepción y subrepción.
4. m. Hábito de obrar mal.
5. m. Defecto o exceso que como propiedad o costumbre tienen algunas personas, o que es común a una colectividad.
6. m. Gusto especial o demasiado apetito de algo, que incita a usarlo frecuentemente y con exceso.
7. m. Desviación, pandeo, alabeo que presenta una superficie apartándose de la forma que debe tener.
8. m. Lozanía y frondosidad excesivas, perjudiciales para el rendimiento de la planta. Los sembrados llevan mucho vicio.
9. m. Licencia o libertad excesiva en la crianza.
10. m. Mala costumbre que adquiere a veces un animal.
11. m. Cariño, condescendencia excesiva, mimo.
12. m. Sal. Estiércol, abono.
¿A qué se refieren con «Gusto especial o demasiado apetito de algo, que incita a usarlo frecuentemente y con exceso.»? ¿Qué significa «demasiado apetito»? Si escuchamos lo que nos dice el cuerpo (y obviamente en un niño pequeño, lo que yo llamo el apetito biológico está intacto), sabremos qué comer y cuánto. Si por el contrario pasamos el día sujetos a publicidad subliminal de comida chatarra, vamos perdiendo la noción de lo que realmente necesitamos. Un niño pequeño sabe lo que necesita su cuerpo. Eso no es vicio, es la naturaleza dotándolo del instinto para sobrevivir. Si no necesitara el pecho, no lo pediría, si no lo pidiera, no sobreviviría, es simple.
Otra joya, cortesía de la RAE: «Licencia o libertad excesiva en la crianza.» ¿Y a qué se refieren? ¿Por qué esa connotación negativa? ¿Cómo se mide si la libertad en la crianza es excesiva o justa?
Y siguen: «Cariño, condescendencia excesiva, mimo.» De nuevo, ¿Quién determina que el cariño sea excesivo? Yo veo muchas connotaciones negativas respecto a comportamientos que a mi parecer son positivos: alimentarse de lo que uno necesita, ser libre y recibir o dar cariño y mimos.
El tema es muy largo es por eso que lo dividí en 2 partes.
Hay más mitos respecto a la lactancia, lo más importante es que no debes dejarte influenciar por quien cree saber.
Busca asesoría profesional. La lactancia materna es alimento, consuelo, cariño y está demostrado que tus hijos serán más inteligentes, más independientes y con mejor salud mental.
Dra. Abril Rios Alatorre.
Ginecología y Obstetricia Integral.
Activista Liga Internacional De la Leche.
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