Hace dos días fui a comprar utensilios varios al súper de una afamada cadena.
Como en casi todos los establecimientos de este tipo, en las cajas se encuentran los revisteros. Por ser uno de los colores que más me atraen, un color morado saltó a mi vista y la silueta de una chica en su portada me motivó a tomarla. Una vez en mis manos leí el título: «Mujerzotas».
Ni siquiera miré el contenido, muy segura de mi la pagué y la empaqué en mi bolso de mano. Tenía esa noche un viaje no muy largo en avión y me confortó el que podría disfrutar de literatura «feminista ligth».

¿Cuál va siendo mi sorpresa? Que al abrir la revista me topé con títulos «sexistas», textos denigrantes y estereotípicos para las mujeres. Desde por qué nos gusta el chisme hasta que a las mujeres que gustamos del futbol somos «zorras», encueratrices y fáciles.

Que desagradable y de mal gusto y sobre todo que es escita por mujeres. Que pena, porque gracias a estás conductas se perpetra la violencia de género y la inequidad de género.

Tache para la revista.

El fenómeno de los estereotipos de género tiene que ser contrarrestado y combatido en múltiples frentes: en el idioma y el vocabulario, en las leyes y las prácticas, en la mentalidad de las personas, en los sistemas de justicia, en los medios de comunicación y en la educación, en las diversas organizaciones y autoridades públicas, en las empresas y con las mismas personas.

Todos establecemos estereotipos o hemos sido estereotipados. Lo hacemos para describir, para generalizar, para juzgar muy rápidamente a las personas; sin embargo, la vida es mucho más compleja que eso.

Los medios pueden jugar un papel muy importante en el desmantelamiento o que se mantengan los estereotipos.

No podemos dejar que se nos siga clasificando como santa ó pecadora; zorra o puritana; chismosa ó recatada…

Luchemos contra esas formas de discriminación.

Dra. Abril Rios Alatorre.