Hablar sobre la sexualidad de cada uno de nosotros es tan incomodo por las cuestiones religiosas y/o morales que nos han inculcado que todo lo que lo representa lo evitamos o lo cubrimos con humor y lo expresamos como un chiste, sin embargo, el desempeño y expresión de nuestros impulsos y deseos sexuales es VITAL para ser humanos.

Una consulta muy frecuente que hacen las parejas en consulta es con relación a la frecuencia con la que mujeres y hombres desean tener relaciones sexuales.
«¿Es normal que quiera hacerlos todos los días?»
«Mi pareja sólo tiene deseos una o dos veces al mes, pero a mí me dan ganas más seguido»
«Es que no me dan ganas más que dos o tres veces al año, ¿es normal eso?»
«Mi esposa no se excita si no lo hacemos en la noche y a la luz de las velas, pero a mí lo que me excita es hacerlo con la luz prendida para poder verla bien»
«Mi marido quiere que lo amarre y le pegue y lo insulte cuando hacemos el amor, pero a mí eso me parece bizarro y se me van la ganas»

Cada persona tiene un ritmo o frecuencia con que siente deseos sexuales. También, cada persona tiene diferentes disparadores que despiertan sus deseos sexuales. Esto depende de muchas cosas, desde la propia naturaleza de la persona, su historia personal, su educación, sus prejuicios, sus actividades cotidianas, etc.

De acuerdo al sexólogo David Barrios, el deseo sexual “Es un estado anímico, una propensión a excitarse y un cúmulo de sensaciones agradables». El deseo sexual es disparado por muchos factores, como el hormonal, y dado el caracter cíclico de éste, el deseo sexual también se presenta periódicamente de manera natural. Otro factor es el ambiental ya que existen diversos estímulos que pueden despertarlo. Para algunas personas puede ser algo visual, o auditivo. El ver una persona atractiva en la calle, en la TV o en el cine, haciendo algo que nos resulta erótico; escuchar algún sonido como dos parejas teniendo relaciones o una música muy pasional; contemplar a la pareja y enfocarse en las partes que más le gustan; en fin, cada quien tiene disparadores que lo predisponen y facilitan el deseo sexual.

El problema se presenta cuando los disparadores del deseo sexual en cada miembro de la pareja son muy diferentes. Esto se conoce como disritmia sexual ya que no coinciden las frecuencias o estímulos sexuales de cada uno.

Un factor muy importante y bastante común es el estereotipo de género que indica que los hombres DEBEN tener un mayor apetito sexual y necesitarlo con mayor frecuencia, mientras que las mujeres no piensan en sexo y no DEBEN tener necesiades sexuales, o, si las tienen, es muy raras veces y nunca deben manifestarlo (no es de «niñas bien»). Si una pareja vive bajo estos estereotipos y el hombre no siente deseos tan seguido y la mujer sí, por ejemplo, ambos pueden sentirse mal, uno por no ser «suficientemente hombre» y la otra por «ninfómana».

Una forma de control y de inequidad de género es que a la mujer se le  tache de ninfómana, promiscua, sucia o vulgar por «pedir» (grave sentencia) que las relaciones sexuales sean todos los días y en diferntes posiciones.

Y por supuesto, una forma de violencia es que el varón decida cuando, cómo y en donde. Tecnicamente es usada. Cuando la mujer se da cuenta de esta forma de agresión y manipulación las cosas cambian y para mal en la relación de pareja.

Otro factor son las expresiones comportamentales de la sexualidad. a una persona puede llamarle la atención el BDSM o el swinger, mientras que a su pareja el simple hecho de pensarlo le baja la libido. Lo ideal es que nuestras preferencias y gustos coicidan o se acoplen a los de nuestra pareja. Por ejemplo, que un Dominante tuviera como pareja a una sumisa, o que ambos quieran mantener relaciones poliamorosas, o que uno sea exhibicionista y el otro vouyerista. Sin embargo, no siempre es así, y casi nunca con todos nuestros intereses o preferencias.

La disrritmia sexual puede provocar alejamiento ya que en muchas ocasiones, si la pareja tiene relaciones cuando uno no quiere, el encuentro sexual será poco satisfactorio para ambos. Y si no tienen relaciones cuando uno quiere, puede sentirse frustrado eincluso generer resentimientos. Si el estímulo de uno es por alguna preferencia o filia específica, mientras que el otro la rechaza de plano, si el deseo es demasiado intenso, puede buscarlo de otra forma. Muchos hombres con educación ultraconservadora pueden resistirse a tener prácticas sexuales no convencionales con su esposa porque «ella no haría esas cosas. No es de esas». Y, o se frustran o la buscan en otra mujer fuera del matrimonio.

¿Qué se puede hacer cuando se presenta la disritmia sexual? En primer lugar, hablarlo. No creo que algún médico se brinque este paso.Si uno quiere tener encuentros sexuales una vez a la semana, mientras el otro quiere una vez al mes, es posible llegar a un acuerdo en un punto medio, quizá cada 15 días. Si uno tiene una filia particular, como el bondage, y la otra persona lo considera poco estimulante, quizá pueda practicarse de una forma más sencilla, atando las manos a la cabecera de la cama o algo similar.

Cuando estos acuerdos no sean satisfactorios, no se puedan mantener, no se pueda llegar a uno o que sean tan dispares que no existe un punto medio, hay que acudir con un especialista, de preferencia un sexólogo. Por ejemplo, si uno quiere tener encuentros sexuales todos los días, mientras que al otro le basta con una vez al año. O si uno no puede sentir una excitación sexual si no ve pornografía, y a su pareja le incomoda tanto que no puede verla ni escucharla, y se siente excluída y desplazada.

Pero lo importante es hablarlo. Platicarlo. Reconocer que existe un problema de disritmia sexual y buscar soluciones. Después de todo, el deseo sexual es el primer elemento de un encuentro sexual con la pareja que lleva a relaciones sanas y satisfactorias. Si la disritmia no se atiende, el deseo se va perdiendo hasta que desaparece de la vida de pareja. Hay que evitarla o buscar repararla para poder tener una sexualidad sana, segura y consensuada.

Si los intentos son infructuosos: comprate un vibrador. Tema de otro de mis post.

Dra. Abril Anel Rios Alatorre.

Ginecología y Obstetricia Integral

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